Cuando se trata de comunicarse con otra gente, muchas veces es suficiente con tener un idioma en común, la intención de entenderse, y no estar en un ambiente ruidoso en exceso; y estas condiciones aplican ya sea que se trate de dos personas o un pequeño grupo. Así, se obtiene un intercambio dinámico, informativo y presumiblemente, interesante.
Pero si la reunión fuese más numerosa, o hubiese una multitud, se empiezan a requerir equipos e implementos capaces de transmitir la información con efectividad. Y aun siendo perfectamente posible el alquilar instrumentos, dispositivos electrónicos y personal en ocasiones puntuales y especiales; como celebraciones al aire libre, convenciones o fiestas; al hacerse repetitivo se debe analizar una alternativa mejorada.
Esta sería, indudablemente, la adquisición de instalaciones audiovisuales fijas. Con lo cual se tendrá en todo momento el equipamiento necesario para hablar a un gran público, sin verse obligado a hacer cada vez las diligencias que implica un alquiler. Aunque suene obvio, esto es vital en el caso de salones de festejos; auditorios de empresas, colegios y universidades; y diversos lugares donde se organicen reuniones y presentaciones con regularidad.
Hablamos de una tecnología de asistencia que hoy se puede considerar primordial. De este modo, cualquier concepto que se quiera exponer llegará con claridad a los allí reunidos, al usarse dos sentidos preciosos:
- La vista: esencial para desenvolvernos en el mundo y apreciar sus beneficios y peligros.
- La audición: que abarca un amplio rango de frecuencias, de graves a agudas, y nos permite comunicarnos eficientemente, incluso en la oscuridad.
Lo anterior no quiere dar a entender que el olfato, el tacto o el gusto no cumplan papeles importantes; sin embargo, no constituyen, para nosotros, los sistemas de captación mejor desarrollados. Y en la época moderna, en el que todo ocurre tan aceleradamente, la idoneidad en la comunicación, en especial a grupos, es fundamental y básica.
